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Rafael García Romero

Pedro Mir: Un centenario ante su tumba

Pedro Mir: Un centenario ante su tumba

Por Rafael García Romero

Cien años cumple el poeta Pedro Mir de nacido. Cumpliría, vale decir. Hace trece años que vinimos con él a su morada definitiva; y hoy, con una distancia de cien años de aquel tres de junio de 1913, regresamos a conmemorar con él, en silencio, a recordar, a pensar una y otra vez en este país donde nació y murió. El ministerio de Educación, a través de la dirección de Cultura, hizo una ofrenda floral ante su tumba. No hubo discursos. Leímos para él, le entregamos versos, todos los versos de su inmortal poema.

Yo, en homenaje a este gran poeta y la fecha de su natalicio, leí este fragmento de “Hay un país en el mundo”.

Y éste es el resultado.

El día luminoso

regresando a través de los cristales

del azúcar, primero se encuentra al labrador.

En seguida al leñero y al picador

de caña

rodeado de sus hijos llenando la carreta.

Y al niño del guarapo y después al anciano sereno

con el reloj, que lo mira con su muerte secreta,

y a la joven temprana cosiéndose los párpados

en el saco cien mil y al rastro del salario

perdido entre las hojas del listero. Y al perfil

sudoroso de los cargadores envueltos en su capa

de músculos morenos. Y al albañil celeste

colocando en el cielo el último ladrillo

de la chimenea. Y al carpintero gris

clavando el ataúd para la urgente muerte,

cuando suena el silbato, blanco y definitivo,

que el reposo contiene.

No estaba solo Pedro Mir. Yo no estaba solo leyendo ese fragmento del poema. Nos acompañaron poetas, escritores, hombres públicos, maestros y estudiantes. Mientras me alejaba de la tumba me acompañó una mansa lluvia; y yo pensaba, mientras llegaba al vehículo, alguien vendrá igual que yo, en silencio, dentro de cien años, a rendir honor a la tumba de este poeta.

Cementerio Cristo Redentor

3 de junio de 2013

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