La Gaviota: Criolla que nació de un poema
Por Rafael García Romero
Juan Bosch fue apresado por los servicios de espionaje de la dictadura en 1934. Encerrado en la Fortaleza Ozama, de Santo Domingo, escribió el poema “Anhelos”. Con el correr de los años ese puñado de versos se convertiría en las letras de la criolla La Gaviota, que ha sido grabada por cantantes tan importantes como Fernando Casado.
El poema “Anhelos”; y que hoy conocemos como “La Gaviota” es el texto escrito en versos más breve y también el más célebre de Juan Bosch. Tiene dos estrofas de cuatro versos cada una; pero además tiene la virtud de que el elemento central de la poesía se menciona dos veces, una en el título y otra en el texto, pero está permanentemente presente en todo el poema.
El poema es un paisaje que describe Juan Bosch desde su celda, un sueño, un deseo de un hombre que sueña con la libertad perdida, y que consigue hacerlo a través del vuelo de una gaviota.
En los cuatro versos de la primera estrofa, que sitúa al poeta en una celda, hay 27 palabras, distribuidas 14 en los dos primeros y 13 en las últimas dos.
La segunda estrofa, que plantea el deseo de libertad del recluso, está compuesta por 14 palabras el primer par de versos y 11 palabras las últimas dos líneas de versos. En total la estrofa tiene 25 palabras.
El poema completo está logrado con 52 palabras.
Hay seis elementos claves, de fuerza que remiten a la libertad. Sucede con la gaviota, el mar, la luz, las alas, el vuelo, el aire, en oposición a “la reja de mi blanca celda”. No menciona el recluso pero está ahí, tácito, explícito, contemplativo. Es el personaje que mira con azoro la gaviota, detrás de la reja, que se alza y vuela. Mira “el ave grácil”, se maravilla con su vuelo, pero está de fondo el paisaje marino, impetuoso, de fuertes olas y que Juan Bosch describe con la imagen:
“el mar despeina su melena azul”.
El poema “Anhelos” es una impresionante pieza estética, pero al mismo tiempo es un referente histórico y constituye la prueba de un amor real, que existió y, con el tiempo, daría sus frutos.
En el plano estético se trata de un poema con una estructura interna que toca la sensibilidad. Tiene atributos muy singulares, poéticos y literarios. Nadie había descrito el vuelo de una gaviota tan estéticamente convincente, plástica, donde la lengua ayuda a transmitir un recurso mágico maravilloso:
Veo como se alza la gaviota y vuela,
como afanosa de volverse luz
La maravilla del poema está en estos versos sueltos:
“Tender las alas”, “desentumirlas, levantar el vuelo”, “cruzar los aires y llegar a ti”.
A través de ellos el poeta concentra la fuerza expresiva del conjunto y consigue un impulso poético impresionante, visual, cinético.
Escribir bien o con belleza no se refiere a escribir barroco o rebuscado. Se trata de buscar la nueva forma de ver las cosas. Pablo Neruda dice “bandera de dos alas” para referirse a una gaviota.
Pablo Neruda trabaja esa bellísima metáfora en un poema titulado “Oda a la gaviota”, naturalmente, escrito con posterioridad al de Juan Bosch, que resalta, igual que en “Anhelos”, la belleza de la gaviota, pero son dos contextos diferentes. Pablo Neruda canta a la gaviota en su individualidad poética cuando escribe versos como “barca lúcida”, “bandera de dos alas”, “cuerpo de plata”, “serenata del vuelo”, “tú, magnolia emplumada”; o “botón blanco del vuelo”.
Juan Bosch, en cambio, ve la gaviota como parte de un paisaje que remite a la libertad perdida. Se revela como una frontera, como un elemento de división entre dos realidades. Se trata del ejercicio de la libertad a través de un vuelo leve. Es el vuelo en sí un acto de libertad a través de un impulso visual y de un personaje que le da sentido: el preso de la torre del Homenaje. El impulso visual se transforma en un anhelo que se evoca cantándolo y contándolo.
En su esencia poética “Anhelos” es la crónica de un vehemente deseo de libertad.
En el título de este ensayo planteo que “La Gaviota” es una criolla que nació de un poema. El poema, ya lo dije, que se titula “Anhelos” dio vida a la criolla “La Gaviota”.
“Anhelos” fue el título que le puso Juan Bosch originalmente, sin sospechar que muchos años después, se convertiría en una canción.
El poema en su conjunto es una glosa de anhelos, la síntesis humana de Juan Bosch que canta a los espirituales, anhelos de libertad, anhelos de estar junto a sus seres queridos. Son Anhelos estéticos de un poeta joven, ya que Bosch, reitero, tenía 24 años; anhelos de un hombre joven que canta a la mujer amada. En “Anhelos” está la esperanza de recuperar la libertad perdida; anhelo de lo venidero. Se trata de un joven y de un poeta y un artista que es parte del poema.
Escribir bien o con belleza no se refiere a escribir bajo el estigma del barroco o de manera rebuscada, oscura. Se trata de buscar la nueva forma de ver las cosas. Pablo Neruda, en un rincón de su libro “Odas elementales” dice “bandera de dos alas” para referirse a una gaviota.
Qué sencillo es para un hombre ser lo que no es para escapar de su realidad, qué fácil es para un recluso ser una gaviota y que confiesa, a través del canto, “junto a la reja de su blanca celda” su “Indecible anhelo de tener las alas/ del ave grácil que se eleva así/ desentumirlas, levantar el vuelo, / cruzar los aires y llegar a ti”. Un “a ti” que le da un aire muy peculiar, dicho al final, ya que revela la existencia de un personaje, la mujer que el recluso ama; y lo espera.
Se trata de un “a ti” que le da fuerza al principio y justifican todos los anhelos que se juntan en el poema, y que evoca el recluso. Desde que empieza con el verso “Junto a la reja de mi blanca celda”, ya que nos pone, desde un primer momento, al tanto de que el poeta es un recluso arropado por el manto de la nostalgia. El segundo verso: “el mar despeina su melena azul”, es la descripción de un paisaje marino. Un paisaje que se complementa con el elemento animal Gaviota, y que hace que el recluso-poeta cante: “Veo como se alza la gaviota y vuela, como afanosa de volverse luz”.
El anhelo es un deseo vehemente.
El poema “Anhelos” apuesta por el triunfo de ideales propios, de recónditos anhelos humanos, que estéticamente tienen una validez de primer orden. Son anhelos del corazón. Anhelos de paz, anhelos de renovación, de transmutación de una realidad por otra.
Es un canto de los anhelos del hombre por su liberación.
“La Gaviota” fue el titulo que le puso Fernando Casado. Y con el que vivirá eternamente. No fue, sin embargo, el primero que la grabó. Fellita y Cola fueron los primeros que la cantaron. Entonces era sólo “Anhelos”, con música de Julio Gautreau.
La historia de por qué “Anhelos nació en la celda de una prisión es la siguiente. En enero de 1934 Juan Bosch es apresado por la policía de Trujillo, conducido primero a la Fortaleza Ozama y luego a Nigua. El poema nació en la Fortaleza Ozama. Entonces compartía celda con Julio Gautreau. Juan Bosch estaba acusado de conspirar contra el régimen, y Gautreau por un asunto de honor, que terminó en riña con agravamiento.
Entonces Juan Bosch no se había casado, pero estaba de compromiso con Isabel García Aguiar. Se casa con ella varios meses después, el 19 de junio de 1934. La poesía “Anhelos” fue un homenaje que hizo Bosch a ese amor por su esposa de entonces, madre de los dos primeros hijos: León y Carolina.
La Gaviota, de poema a criolla
El poema “Anhelos” constituye el único texto en versos que ha viajado con mayor apoyo a través del tiempo. El viaje no lo ha hecho solo, sino amarrado a la música, a voces inmortales del cancionero dominicano, ya que importantes artistas y compositores han aportado para su inmortalidad.
A través del tiempo; y por diversas razones, le han puesto voz los cantantes Fellita Puello Cerón, Nicolás Casimiro, Fernando Casado, Maridalia Hernández, Edilí, Milagros Hernánez, La Loba, Virna García, Sergio Vargas, Jackeline Estévez, Adalgisa Pantaleón.
Fernando Casado y “La gaviota”
En honor a la verdad histórica ningún dominicano ha aportado tanto a la inmortalidad de ese poema de Juan Bosch que Fernando Casado.
Euclides Gutiérrez Félix pone en contacto a Fernando Casado con el poema. Eso sucedió 25 o 30 años atrás, en las oficinas de la publicitaria Damaris; y que luego pasaría a llamarse Young and Rubicam Damaris. Allí, en la sala de espera, se encontraron el cantante y el abogado.
–Fernando -dijo Euclides-, ¿tú conoces una criolla de Juan Bosch?
–No sabía que el profesor Juan Bosch tuviera una criolla.
–Sí. El texto es muy breve, pero tiene unas letras bellísimas –dice Euclides mirando el rostro interesado de Fernando Casado– creo que está aquí, en algún lugar de una libreta que siempre llevo conmigo.
Extrajo, como del arcón que guarda un tesoro, una pequeña libreta negra, escribió muchos años después Fernando Casado. Buscó en ella; y sin titubeos desprendió una paginilla de letras minúsculas. Como un padre a un hijo me entregó aquellos versos del alma como se entrega una hija en un altar. (1)
El poema tiene un título de una palabra muy sugestiva: “Anhelos” y es muy breve, con dos estrofas de cuatro versos. Están transcritos con las letras del político e historiador Euclides Gutiérrez Félix. Fernando Casado, ajeno a su destino, extiende la mano, toma el papelito y lee el poema dos veces. Primero en silencio, luego en voz alta:
Junto a la reja de mi blanca celda
el mar despeina su melena azul,
veo como se alza la gaviota y vuela,
como afanosa de volverse luz
Indecible anhelo de tender las alas,
del ave grácil que se eleva así
desentumirlas, levantar el vuelo,
cruzar los aires y llegar a ti.
El maestro Fernando Casado confirma que las letras son bellísimas, cautivadoras y pregunta por la música.
-Háblate con Julio Gautreau, o con Cabito, su hijo, que él te puede decir sobre la música.
El artista se despide de Euclides Gutiérrez Félix; y sin darle las gracias se marcha con el poema. Desde su casa llama al periodista Bonaparte Gautreaux Piñeyro a la oficina. Hablan de la criolla de Juan Bosch y pregunta por la música. Gautreaux le dice que no la tiene, pero que puede recordarlas. Pide a Fernando Casado que lo llame a la casa, a las 5:00 de la tarde. A esa hora ya habrá regresado de la oficina. Entonces, espera y justamente a la hora, llama. Gautreaux le dice que aguarde, va por su saxofón, regresa y se pone al teléfono.
Fernando Casado escucha a través del aparato las notas de la criolla. Está atento, muy concentrado, con el cuidado de no perder el hilo de la melodía. Cuando concluye le pide a Gautreaux que le toque la melodía otra vez.
El maestro Fernando Casado, naturalmente, puso su voz inmortal a la criolla de Juan Bosch; y además la rebautizó con el nombre de “La gaviota”. El nuevo título tuvo un impacto desde el primer momento; y cuenta él que tomó la decisión porque el otro título, “Anhelos”, resultaba intrascendente. Eso lo hizo sin consultar a Juan Bosch.
“La llamé “La gaviota” porque la sentí aletear como grito ansioso de libertad. El poeta significaba sus esperanzas en vuelo libérrimo sobre los acantilados y las parras, mientras cada minuto escondía la muerte.”(2)
En cuanto al nuevo nombre, dijo Casado: Bosch lo entendió y aceptó desde el principio. “Es elocuente el hecho de que nunca, por encima de un marcado temperamento sensiblemente exigente, jamás me dijo una palabra de disgusto, un simple comentario con respecto al cambio de título para su criolla.”(3)
Una gaviota en la tumba
La gaviota tenemos que concebirla como el ave preferida y, esencialmente, el símbolo que sintetiza todo el patrimonio cultural de Juan Bosch. Está en dos momentos cumbres de su existencia. La encontramos al principio de su carrera literaria, cuando levanta vuelo con su poema “Anhelos”, firmado por un joven poeta bohemio; y en su tumba, coronando el final de su vuelo.
La tumba donde descansa Juan Bosch en La Vega fue concebida como un mausoleo, cuya estructura, totalmente en mármol, posee una gaviota suspendida en el aire. La gaviota es un ave tenaz. Se caracteriza porque no retrocede ante las dificultades de su vuelo.
Hay un mensaje que reza: “Ahora que ya alcanzas tu perfil más alto, florecerá en las huellas de peregrino, un presente profundo que esparcirá su esencia día a día como agua viva brotando de su ejemplo”. Junto a su última morada hay un jardín que posee porciones de tierra de Costa Rica, Puerto Rico, España, Venezuela, Ecuador, Chile y Cuba, siete naciones en las que vivió Bosch. En ellas fueron colocadas 27 rosas blancas y 12 jazmines, que representan la custodia de los doce apóstoles por su eterno descanso.
La gaviota que inspiró a Juan Bosch murió hace muchos años, de manera anónima. Se sabe que las gaviotas viven hasta 40 años en cautiverio y 36 en libertad, volando por la costa. En cambio, esta hermosa canción “La gaviota”, que nació de las letras del poema “Anhelos”, vivirá eternamente en el alma y el cancionero de los dominicanos.
Notas
1. Casado, Fernando. “Euclides Gutiérrez… duende inesperado”. Periódico Hoy, suplemento Areito. Sábado 28 de junio de 2008. Pág. 7. Santo Domingo, República Dominicana.
2. Ibidem.
3. Ibidem.
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