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Rafael García Romero

Ruinas: Un encuentro poco usual.

Por ML. Nuria Isabel Méndez Garita [1]   

Introducción  

El escritor dominicano Rafael García Romero publicó el relato Ruinas basado en la vida de dos ilustres personajes de su país: Salomé Ureña y Francisco Henríquez.  Son poco los textos que llegan a mi país, procedentes de esta nación, mas hubo una época en que uno de los descendientes de estos personajes, nos motivó con sus ensayos.

Conocimos de cerca a Pedro Henríquez Ureña y a sus escritos en torno al arte, la literatura.  “Utopía de América”; así se titula uno de esos ensayos. Hoy sé que su herencia ha impactado e impacta a las nuevas generaciones. Antes que él, su padre y su madre hacían historia en las letras dominicanas.  Por eso, me  resulta satisfactorio, leer una historia de amor, pasión y tristeza; una historia humana, y como dice el epígrafe, igual a la de muchas Salomé.

Aventurarme con este relato, me permitió acercarme a  Salomé Ureña y a su poesía. Mujer que expuso sus ideas por el progreso de su patria, por el amor  a la naturaleza; mujer que le canta a la paz y externa su afecto por la familia y por la tristeza que la invade. Mujer apegada a su tierra, a sus raíces, a su herencia. Por  eso, en su obra Ruinas  descubrimos los remanentes de un  pasado colonial angustioso(1976, 285) y, debo agregar, que no sólo del pueblo dominicano, sino de toda Latinoamérica. Hechos que pasan por nuestras generaciones olvidados.

Como  dicen algunos de los críticos, García se convierte en una voz poética “…que narra los alterados sentimientos de la poetisa”(2005,63), su virtud es que nos humaniza a la poeta que habló de humanidad.  

El título

El título es un  discurso  que forma parte del  texto. El primer contacto de un lector con la obra, inicia con el título; de ahí su relevancia, pues como menciona Chaverri (1986), este es ya un programador de lectura. Según   María Rodríguez, en el título se puede establecer  una dualidad por cuanto da información, pero a la vez esconde, lo cual crea una ambigüedad semántica, y certeza en torno a su significación, con el objeto de incitar al lector a continuar con la lectura del contexto.” (1994:43)  Esta ambigüedad es uno de los rasgos que suele caracterizar a los títulos, por cuanto están basados en la falta de claridad y presión. Aquí cabe la pregunta por ¿cuáles son las ruinas? También, encubre un sentido que sólo puede ser descubierto cuando el lector descifra  la clave que el autor usa en el proceso de construcción titulológica.  Es sólo con la lectura completa del co-texto, que se descubre esta clave.  Esta es una razón que permite considerar el título como una “voz polifónica” que está determinada tanto por el discurso social  de una época dada, como por la relación destinador-destinatario (1986:9). 

Por otro lado, el lector puede suponer una síntesis del mensaje a partir de la lectura del título, y le corresponde además, establecer cuáles son las relaciones existentes entre el título y el co-texto, así como las transformaciones que el primero puede haber sufrido. En razón de lo anterior, el lector muchas veces tiene que dilucidar, es decir, decodificar y descomponer el título  para acercarse a una interpretación. 

El estudio desde la titulología se puede dividir en tres áreas que abarcan lo  semántico,  lo sintáctico y lo pragmático. Para el caso de este ensayo,  el énfasis se centra en el componente sigmático, puesto que permite estudiar las relaciones lógico-semánticas  que existen entre título y co-texto.   En este sentido, Chaverri dice lo siguiente: “…como la intitulación debe aislar un contendido abstracto y resumirlo o tematizarlo, necesita por lo tanto una transformación de supresión, adjunción o sustitución, de donde resulta que el oxímoron, la metonimia y la metáfora juega un papel importante.” (1986:73) 

Las relaciones lógico-semánticas existentes entre el título y el co-texto parten del principio de que el título puede considerase autónomo mas no independiente de su co-texto, por la vinculación entre ambos, pues el primero de ellos se articula estrechamente con lo expuesto en el relato. Esto se da por cuanto el segundo elemento explica y desarrolla lo que ya se ha enunciado en un inicio. En consecuencia,  el título “forma él solo una articulación del discurso que mantiene relaciones con el cuerpo entero del co-texto” (1986:147). 

Cuando se hace este tipo de estudio, se puede hablar también de la connotación o de la denotación de los títulos. En el primer caso, se produce una  metaforización, porque, sólo a través de los hechos expuestos en el co-texto,  se puede conocer la significación del título, es decir, se requiere de “una interpretación simbólica” (2004:221), por parte del lector.   En el segundo caso, se da una concordancia entre el título y el co-texto,   y se  produce, en el lector, un sentido de acercamiento a la realidad y al quehacer cotidiano.

Partiendo de estos principios, ¿cómo podemos entender el título Ruinas, o bien, quién está en ruinas? En este análisis, nos interesa la definición que dice que una ruina es una persona en decadencia y caimiento tanto física, personal, familiar o moral. Pensemos en Salomé, la mujer dominicana. De una gran cultura, se dedica la formación de maestras y a la poesía; comparte con ilustres personas los problemas de su país. Sin embargo, la mujer se encuentra sola, distante de su marido; la madre, unida a sus hijos y ahí centra su lucha mientras ellos crecen. Conforme leemos extractos de sus cartas, vemos a Salomé en su decaimiento, en la soledad que la consume, y su medio de escape, la palabra. Ruinas es un título connotativo; se refiere a la mujer, pero en especial al la dicotomía patria-mujer: “Todo lo consumía la muerte: el magisterio, su poesía, el amor a nosotros y a la patria” (p.44)  

El género epistolar 

En el interior del relato de García Romero, encontré dos elementos familiares: no sólo el apellido Henríquez, sino la epístola como un género discursivo.

La multiplicidad de voces que se  entrecruzan en un corpus, lo vuelve contestatario. Y en esta función, los diferentes géneros intercalados que se presentan en el cuento juegan un papel importante para reconocer esa  multiplicidad. Es aquí donde el género  epistolar cobra importancia. 

El  discurso epistolar muestra las condiciones específicas no sólo por su contenido (temático) y su estilo verbal, o sea, por la selección de los recursos léxicos fraseológicos y gramaticales de la lengua, sino, ante todo, por su configuración o estructuración (Bajtín, 1982:248). La epístola se convierte en  “...un trasmallo de nuestras vidas. Cada una lleva voces; reveladora, misteriosa, granada de cosas maravillosas e irrelevantes. De los tormentos y los temores de mamá. De sus momentos de aspereza, de delirios y caos ante el drama cotidiano de su soledad.”(p.18)

La historia contemplada en el discurso epistolar hace que los personajes se construyan por la escritura de correspondencia, pero se transforman en el proceso de esta escritura cuando intercambian posiciones como personajes de sus propias historias. Entre ambos interlocutores, Salomé y Francisco, hay un contexto de complicidad formado por el ambiente de las relaciones y situaciones que sólo saben los personajes y que resultan ajenas a un extraño (lector).

“Crees que podrás esperar sin menoscabo de tu salud mi regreso? ¿Tienes esperanzas? (...)Cuando me aventuré en esta empresa, conté contigo. Pero no insistiré en ella, si debe costar tu ruina...”(p.22)

En suma, es la ruina de Salomé; la aventura es la del hombre, su esposo.

Como instrumento de escritura, al servicio del pensamiento, el discurso epistolar beneficia el intercambio dialógico entre dos sujetos discursivos, que es, al mismo tiempo, el lugar en donde la subjetividad del Yo toma cuerpo en la palabra escrita. (Bajtín, 1982:256).  Por eso, cuando se piensa en cartas privadas, se hace alusión a la producción, circulación y consumo (lectura) de este género intercalado que inscribe una primera (yo) y una segunda (usted) personas discursivas, que conforman su estructura.  Más aun, en este tipo de discurso, se da una combinación lúdica entre quienes escriben y aquellos que, por medio de la lectura, ficcionalizan. Es decir, se apela a la atención del lector, se le tienta para que acceda al espacio íntimo y confidencial de la correspondencia personal. (2006,125) 

En Ruinas, el discurso epistolar se usa como un recurso que pone en diálogo la cultura  latinoamericana con  la europea; propiamente, la que Francisco envía a su familia, desde París “ la casa nuestra, poco a poco, con los encargos de mamá y las libertades que se tomaba papá, se iba transformando en un pequeño Paris...”(p.25). En el relato, el  género sirve para que se establezca un diálogo con voces  muy disímiles: una mujer, madre, maestra, escritora, y su esposo, estudiante de medicina en Europa, quien a la distancia, impone su presencia: “Desde París todo lo quería controlar”(p.21), nos dice su hijo Max.   No sabemos cuántas cartas se escribieron, pero fueron durante toda su vida, de Europa y de Haití a República Dominicana.

El uso del lenguaje íntimo produce una mayor expresividad y sinceridad.  En  la epístola (y lo mismo puede suceder con el diario), los recursos expresivos se construyen en una actitud emotiva y permiten valorar al hablante con respecto al objeto de su discurso. La entonación  y la palabra adquieren también un grado de expresividad especial y en este aspecto, la carta consolida una dimensión íntima, pues refiere nombres, sentimientos y situaciones, es confidencial. Y el lector, confidente silencioso. Con las cartas conocemos del apego de Salomé y el miedo de Francisco a sentar raíces en su tierra.

Las cartas se arruinan con el tiempo; se deterioran. Si Max no nos hace partícipes de los sentimiento expuestos en ellas, no conocemos a Salomé, la mujer, ni tampoco el desapego de su padre por la tierra.  Son cartas profusas en detalles “cotidianas, con promesas y sueños disueltos en el anochecer del tiempo”(p.24). Ahí están las ruinas. 

En este relato, aparecen otros géneros intercalados, como el lírico, por eso reconocemos la lírica de Salomé, y el epitafio.  Este último expresa el respeto de un pueblo, por el recuerdo de la poeta muerta.  

La mujer

Ciertamente, el discurso “masculino impone su propio deseo sobre la relación hombre-mujer” (1992,32). En este caso es la distancia el mecanismo utilizado, y la sabiduría que proviene del viejo continente, para invadir la cultura latinoamericana. Tal hecho no es exclusivo de la República Dominicana.  Salomé se muere de a poco, se consume; pero es en su palabra cuando se siente firme, es en sus ideales cuando nos dice que su lucha queda. Su vida la hizo maestra de las letras, de la vida. Su lucha es una lucha cotidiana y, como muchas mujeres, en solitario. 

Ruinas es la historia de una mujer, con un compañero ausente, pero su discurso a través de la epístola y la poesía, nos permite conocer “el desamparo al borde del abismo”(p.50)  en el que vivía. El desasosiego de su alma, sólo se apaciguó cuando, en el reposo de la muerte, recuperó la libertad. 

ML. Nuria Isabel Méndez Garita [1]                                                                                                  

Referencias  

Bajtín, M. (1986). Problemas de la poética de Dostoievski. Fondo de Cultura  Económica. México 

Bajtín, M. (1986).  Problemas literarios y estéticos. Fondo de Cultura Económica. México  

Barthes, R. (1986). El placer del texto. Editorial Siglo XXI, Tercera Edición, México.  

Chaverrí, A. (1986). Introducción a una titulología de la novelística costarricense. Tesis para optar por el grado de Licenciatura en Filología Española. Universidad de Costa Rica 

García,  R. (2005).  Ruinas Ediciones CEDIBIL. República Dominicana 

Lazo, R. (1976). Historia de la literatura hispanoamericana. Editorial Porrúa, México 

Macaya, E. (1992). Cuando estalla el silencio. Editorial Universidad de Costa Rica. San José,  Costa Rica       

Méndez, N. (2006) De la literatura infantil costarricense. Tesis para optar por el grado de maestría en Literatura Latinoamérica. Sistema de estudios de posgrados, Universidad de Costa Rica. 

Rodríguez, M. (1994). Titulogía y sentido: una aproximación a las estructuras estilístico-retóricas de El canto General”. En: Revista Comunicación. ITCR. Volumen 7 No. 2 Año 16. pp 43-50.       


[1]      Máster en Literatura Latinoamericana, Académica de La Universidad Nacional, Heredia-Costa Rica, donde trabaja para la División de Educación Rural de Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE). Directora de la Revista EDUCARE. nuriaisabel@gmail.com

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