Opinario sobre Ruinas
La perspectiva explorada por Rafael García Romero en Ruinas aporta al conocimiento y valoración de los Henríquez Ureña hallazgos nuevos. La visión concreta de una Salomé infeliz, a la espera angustiante del retorno del esposo amado, consagrada a la educación de los hijos, enferma y en un hogar convertido en refugio de sus sentimientos y sus ansias frustradas, proyecta un conflicto lacerante de luz y sombra en la vida de la poetisa dominicana más importante del siglo XIX.
La introspección es el recurso narrativo que conduce al autor a la construcción de un mundo interior releído, renovado por el personaje Max. La función que hace Rafael García Romero en "Ruinas" es la de un intérprete distante y sutil de ese mundo extraño que pone a disposición de los lectores de hoy.
Manuel Matos Moquete
Crítico literario, Escritor
Los cuentos de Rafael García Romero, leídos paso a paso, con lentitud, como cuando uno sorbe una taza de chocolate en una noche o mañana de frío, exigen la atención devota del lector que busca la sorpresa, no en el hecho neblinoso o en la pasión desbordada, sino en el instante que el lenguaje formaliza en la palabra, la frase, el acto breve que congela toda la imagen del suceso narrado.
José Rafael Lantigua
Secretario de Estado de Cultura
Rafael García Romero es uno de los mejores narradores de la Promoción Literaria de los '80, su obra narrativa explora, desde la óptica visual del observador, las reacciones de las criaturas imaginarias a través de las cuales el narrador da testimonio de su visión profunda de las circunstancias sociales y culturales con sentido trascendente.
Bruno Rosario Candelier
Director de la Academia Dominicana de la Lengua
“Ruinas” es un interesante y extenso cuento apoyado en la vida de los Henríquez Ureña y en el que, con esmerado dominio del arte de narrar, Rafael García Romero nos presenta a Salomé Ureña en todo su proceso de desplome emocional hasta el momento de su muerte. Narrar la historia desde la perspectiva de Max Henríquez Ureña nos parece muy atinado por lo eficaz.
Miguel Collado
Escritor
En "Ruinas", Rafael García Romero se convierte en la voz poética de Max Henríquez Ureña que narra los alterados sentimientos de la poetisa ante la ausencia dolorosa de Francisco y el afán de éste por suplir, con sus cartas, esa ausencia que diluye la entereza de Salomé a la vez que le agudiza la depresión causada por la soledad. Es Max, el joven que rememora la figura materna abatida por la desesperanza la cual tan solo puede saciar con los trazos ágiles de sus letras.
Taty Hernández
Poeta
En este libro Rafael García Romero nos sorprende con el estilo. En “Ruinas” el autor toma la vida de dos personajes públicos, iconos de la historia política y cultural dominicanas, pero no para resaltar su participación social, sino para narrar su intimidad como columnas centrales de una familia. Sin convertirse en novela de amor, al menos no en el sentido acostumbrado, nos presenta a una Salomé y a un Pancho alejados y apenas reunidos por el vínculo de la epístola. Porque en “Ruinas” más que mostrarnos la gloria de la familia Henríquez Ureña, el autor logra introducirnos, con la delicia de la escritura que se lee sin oportunidad de respiro, en la nostalgia de una familia materialmente matriarcal en la que el padre se convierte en el gran ausente.
Pedro Antonio Valdez
Escritor
Escrito en primera persona, el relato “Ruinas” avanza en distintos tiempos y va armando una urdimbre, en la que entreteje, a manera de intertextualidades, la historia amorosa de Salomé Ureña y Francisco Henríquez y Carvajal con fragmentos de epístolas de ambas personalidades. Asumir la personalidad, pues, de Max Henríquez Ureña, para hablar nada más y nada menos que de la historia de sus padres, es cuando menos un acto de valentía escritural. Tal valentía está basada en una buena dosis de fabulación y en otra no menor de buena prosa.
Alfonso Quiñones
Escritor cubano
En “Ruinas” la ficción se constituye en el entramado central del discurso del autor, ya que el escritor y poeta Rafael García Romero, a través de un narrador omnisciente, va detallando la vida de angustias y distancias de la familia de la insigne poeta dominicana Salomé Ureña de Henríquez. Una narración densa e intensa, a la vez, nos coloca frente al íntimo sufrimiento epistolar de la poeta ante la errabunda distancia de su esposo Francisco Henríquez y Carvajal. Todo el discurso de la narración está sostenido a partir de las vivencias filiares de Max Henríquez Ureña, hermano de Pedro y de Camila, y es entonces cuando la agudeza del autor de Ruinas nos sitúa entre la realidad de la ficción y la ficción de la realidad, para dejarnos perplejos entre los linderos vivenciales del dolor y la amargura de una historia atemporal y transespacial.
Julio Cuevas
Escritor y crítico literario
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carmen -